Las úlceras venosas en los miembros inferiores se definen como la pérdida de piel en pierna, tobillo y pie que tarda más de 6 semanas en cicatrizar. La prevalencia es del 0.5 a 1% en países industrializados y aumenta con la edad llegando a un 3% en mayores de 80 años. Teniendo en cuenta que la expectativa es cada vez mayor por el avance científico, la prevalencia de esta patología seguirá aumentando con el tiempo.
En general, las úlceras de miembros inferiores tardan mucho tiempo en curar, inclusive años. El 60% cicatriza en 6 meses, 33% en un año y 7% nunca cicatriza. Además con la alta tasa de recidiva, alcanzando un altísimo 69% en el primer año. Conllevando comorbilidad como depresión, aislamiento social entre otros a las personas quienes padecen este tipo de condición. Usualmente estas heridas son de etiología vascular ya bien sea venosa, arterial o mixta. Suelen ser un signo o síntoma de una enfermedad.
Las venas de los miembros inferiores están categorizadas en tres grupos:
1. Profundas
2. Superficiales
3. Perforantes
Las superficiales son quienes drenan la sangre de la piel y bombean la sangre a baja presión a través de las perforantes al sistema profundo. La mecánica de bombeo del sistema está dada por la contracción primordialmente de los músculos gastrocnemios y sóleo (pantorrillas). Esta mecánica está presente en el acto de caminar que es el más ampliamente conocido, sin embargo no es el único, la movilidad del
tobillo también hace parte de la mecánica ya que se contrae y relaja el tendón aquiliano.
Hay múltiples etiologías que pueden causar alteraciones en dicha mecánica de bombeo como son la trombosis venosa profunda (TVP), venas varicosas que alteran las perforantes, incompetencia venosa, los cambios artrósicos en la articulación del tobillo entre otras. Estas alteraciones producen acumulación de sangre y por consiguiente hay hipertensión venosa. Todo lo anterior da lugar a edema y pigmentación oscura al área afectada por hemosiderina depositada. Dando así dos teorías fundamentales para entender la lesión de la piel.
La teoría del manguito de fibrina que se explica por depósito de fibrinógeno en el espacio intersticial por aumento de permeabilidad capilar, que posteriormente se convierten en fibrina insoluble que forman un manguito alrededor del capilar. Esta sustitución gradual del tejido se conoce como lipodermaesclerosis y explica la apariencia de piel leñosa
que se observa habitualmente.
Por otra parte, la teoría de atrapamiento de leucocitos está situada posterior a un proceso inflamatorio franco como la flebitis y la TVP. Los leucocitos aumentan su actividad durante el proceso inflamatorio y una vez cesa el proceso, existe un atrapamiento de dichos leucocitos que continúan con la liberación de sustancias tóxicas como los radicales libres de oxígeno que producen muerte a los tejidos.
Ambas teorías explican un cambio en el tejido que posteriormente con un trauma o espontáneamente conduce a una úlcera venosa. Teniendo en cuenta lo anterior es fácil deducir que durante el proceso de curación/cicatrización de una úlcera venosa es de vital importancia tener en cuenta la etiología y acceder a un tratamiento mancomunado entre médico, enfermera y paciente donde la psicoeducación al paciente, manejo de etiología, comorbilidades asociadas y un adecuado tratamiento de heridas, cumplen un rol fundamental.